La materia

Los materiales correspondientes a cada estado son:

1.- Líquido. Pintura acrílica líquida, gesso líquido (opcional) y tinta acrílica de los rotuladores.

2.- Gaseoso. Sprays de base agua Montana o Molotow, y acrílico con agua en difusor. Nota para nerds: Sí, ya se que eso no es “estado gaseoso” propiamente dicho.

3.- Sólido. Oleo en barra Sennelier. Sí, tampoco es sólido como una roca sino más bien como la cera.

El tiempo

Las distintas fases por las que pasa cada obra son las siguientes:

El mundo – el blanco – el color – la forma – el boicot – el equilibrio – el salto de fe – el cuerpo a cuerpo – el fin – el odio

El mundo -exterior e interior-

Mi mundo interior o el mundo exterior serán los que dicten la temática sobre la que versará la obra. Realmente todas las obras hablan de mí, son mi visión única, particular y equivocada sobre un tema, una idea, una sensación, una persona etc.

Yo creo que en realidad todas las obras de arte hablan solo sobre su autor, aunque pretendan servir a más altos principios y lo escondan. No creo que en eso yo sea nada especial, solo que lo tengo bastante claro y no lo escondo.

Te vas a comer, sí o sí, una obra que habla de mí.

El Blanco

La elección del lienzo y su tipología irá en función de lo que quiero expresar en ese momento (y de si tengo o no).

El Color

Con el tema o la idea inicial suele venir la combinación de colores de fondo, que es a su vez la que marca los colores de la obra en general. Todas las obras empiezan con una capa de acrílico bastante líquido aplicada con rodillo.

La Forma

La forma es, para que nos entendamos, el dibujo en general, las líneas. Ya en el momento de aplicar el primer color creas bloques de fondo distintos en función de la imagen que tienes en mente, pues ahora y con spray, trazas las primeras líneas generales.

Estas líneas, así como los fondos, serán modificados las veces que sean necesarias.

El Boicot

Le llamo boicot porque parece gamberrismo callejero autoinfligido. Son las palabras, conceptos o frases que escribo con rotulador acrílico por distintas zonas del lienzo. Suelen ser palabras que me pasan por la cabeza y que escribo sin, normalmente, ningún filtro. Otras veces sí estaban planeadas desde el concepto inicial y formaban parte del juego. Lo hago cuando la forma está avanzada, pero alterno una y otra fase las veces que sea necesario.

El equilibrio

Cuando todo lo anterior cuadra hay un momento de equilibrio. Un momento en el que firmo ya la obra porque ya tendría sentido hacerlo. Es un momento en que sientes que todo cuadra , un momento en que te sientas un poco lejos y piensas: “es una obra terminada”.

El Salto de Fe

Pero el equilibrio no es el punto final. No me basta. No me convence la obra con estos materiales y mensajes, necesita algo más, pero a la vez tengo miedo porque está equilibrada y si pongo un dedo sobre ella romperé otra vez el equilibrio y volverá a ser algo en construcción.

Entonces viene el salto de Fe.

Confías en tus experiencias pasadas y en ti mismo, coges el óleo en barra y lo arrastras sobre la tela. Ahora todo vuelve a ser feo y sin sentido.

El cuerpo a cuerpo

Has soplado color sobre la tela con el spray, la has masajeado con el rodillo, has bailado sobre ella con los pinceles, pero ahora ha llegado el momento de ser mas directo, de ensuciarte las manos. Literalmente.

El óleo en barra te permite ejercer presión, apretar fuerte sobre el lienzo (suelo colocar un tablón detrás), esparcir la pintura con el dedo. Moldearla incluso, tener un contacto más directo que nunca sobre tu obra. Unirte a ella de una manera que no te permite un pincel.

Se acabaron los preámbulos y las caricias, ahora le estás dando caña de verdad.

El fin

Después de la tormenta emocional llega la calma, llega el último Eureka. El gordo. Ese momento en que sabes que has acabado y que ya no tienes nada más que ofrecerle a la obra. Son los besitos y arrumacos postcoitum.

Te quiero, siempre serás mía, no te olvidaré.

El odio

Pero no siempre la quieres al día siguiente. Siempre vas a querer más a la de hoy que a la de ayer, pero es que a veces no te gusta nada la de ayer.

¿Qué vas a hacer? Pues esconderla y negarlo todo. Yo no he sido. Por suerte no suele pasarme mucho.